Picasso, Einstein y la Cuarta Dimensión: Cuando el Arte y la Ciencia Rompen el Espacio.

 


Mgtr. Antonio F. García Zamora. 

Muchas veces me he realizado la pregunta ¿Qué tienen en común una pintura cubista y una ecuación física? A primera vista, ninguna relación entre sí.

Pero si miramos más de cerca, Picasso y Einstein compartieron una inquietud profunda: representar una realidad que ya no era plana, ni fija, ni predecible. En esta búsqueda, ambos se sumergieron (de forma directa o intuitiva) en el universo fascinante de la cuarta dimensión y la geometría no euclidiana.



La ruptura del espacio: más allá de Euclides.

Durante siglos, todo en nuestro mundo: las casas, los paisajes, los cuerpos se representaron sobre un mismo marco: el de la geometría euclidiana. Esa geometría que aprendemos en la escuela, con líneas paralelas, ángulos rectos y triángulos con 180 grados.

Pero a mediados del siglo XIX, los matemáticos Lobachevski, Bolyai y Riemann comenzaron a imaginar espacios que no seguían estas reglas. Espacios curvos. Espacios donde el paralelismo falla. Espacios donde la intuición visual no alcanza.


Einstein: el tiempo ya no es lo que era.

En 1905, Einstein propuso algo que cambiaría todo: el tiempo y el espacio no son cosas separadas, sino parte de un mismo tejido llamado espacio-tiempo. Y en 1915, con su teoría general de la relatividad, mostró que ese tejido se curva con la presencia de masa y energía.

Lo más revolucionario es que esta teoría necesitaba una matemática no euclidiana para funcionar. Ya no era posible pensar en el espacio como un contenedor inmutable: ahora se transformaba, se curvaba, se estiraba.


Picasso: pintar desde otra dimensión.

Mientras Einstein cambiaba las reglas de la física, Picasso hacía algo igual de radical con los ojos. En su obra pictórica Las señoritas de Aviñón (1907), comenzó a fragmentar los cuerpos, mostrar varios ángulos a la vez y deshacer la perspectiva renacentista.

Así nació el cubismo, movimiento que a partir de lo estético, proponía otra forma de observar el mundo: ya no una escena fija, sino una simultaneidad de puntos de vista. Como si el tiempo y el movimiento entraran en la imagen.


La cuarta dimensión como obsesión cultural.

A comienzos del siglo XX, hablar de una "cuarta dimensión" era tan común en círculos artísticos como en laboratorios científicos. Escritores como Edwin Abbott (Flatland, 1884) y teóricos como Charles H. Hinton popularizaron la idea de que podría existir una dimensión más allá de la altura, la anchura y la profundidad.

Picasso no era físico, pero vivía en ese caldo de cultivo cultural. Su amigo, el poeta Guillaume Apollinaire, hablaba de “cubismo de la cuarta dimensión”, refiriéndose a ese intento de mostrar lo invisible: el tiempo, la memoria, el otro lado de las cosas.


Einstein y Picasso: afinidades invisibles.

¿Se conocieron? No. ¿Colaboraron? Tampoco. Pero lo que une a Picasso y Einstein no es una conversación directa, sino una sensibilidad compartida: la voluntad de romper con lo establecido y buscar nuevas formas de representar la realidad.

Ambos, cada uno en su campo, trataron de visualizar lo que no puede verse, pensar lo que no se ha pensado, y transformar nuestra forma de estar en el mundo.


 Pensar lo invisible.

La cuarta dimensión, más que una coordenada física o un experimento mental, fue en el siglo XX una metáfora de lo nuevo, de lo que no cabe en los esquemas viejos. Tanto en la física relativista como en el arte cubista, la realidad ya no era estable, ni única, ni completamente visible.

Picasso y Einstein no solo rompieron las reglas; mostraron que hay otras maneras de ver y entender el mundo. Y ese, quizás, es el mayor acto de imaginación que comparten.


Referencias.

  • Apollinaire, G. (2004). Los pintores cubistas. Akal. (Obra original publicada en 1913)

  • Einstein, A. (2001). La teoría de la relatividad especial y general. Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1920)

  • Gray, J. (2013). Geometry: A very short introduction. Oxford University Press.

  • Green, C. (2009). Cubism and its enemies: Modern movements and reaction in French art, 1916–1928. Yale University Press.

  • Henderson, L. D. (1983). The Fourth Dimension and Non-Euclidean Geometry in Modern Art. Princeton University Press.

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